EN TRÁNSITO
de paso,
¿a dónde y para qué?
Caminos torcidos y pasos cruzados,
equivocados,
¿o acertados?
sin medida,
sin objetivo fijo.
El umbral de la puerta lo he visto
ante mí, decorado, con muebles antiguos
y viejos.
Pero,
¡cuántos escalones hay!
Al subir, arañando la fuerza
de lo más profundo,
mágicamente, y de negro,
aparece otro,
más potente, más alto, más duro.
Las fuerzas a menudo,
saltan por los aires y no me dejan,
se alejan y ponen tiempo entre ellas
y mi yo.
No sé de dónde rebañar más ilusión,
todo se ha difuminado en intentos anteriores.
Me queda el momento cercano,
la palabra cálida, la mano sin arrugas
que mueva mis cabellos, que roce mis labios
y deje, cerca de mí, en lo más íntimo,
esa palabra sola,
amable, dulce, familiar y única;
golpeando en mis sienes con pulsos desbocados.
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