EL AYUNTAMIENTO DE TORDERA: ¿IMPOTENCIA O SILENCIO
CÓMPLICE?
Hasta hace un año, nuestra casa y nuestra vida
estaban sumergidas en el silencio y regadas por nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y mucha lucha. Hace un año vino para quedarse un monstruo: INDITEX.
En el espacio que durante 50 años había ocupado
FIBRACOLOR, una empresa textil con mucha menos fortuna, el verano pasado se
empezó a engendrar un macrocomplejo que según la autoridad (municipal,
autonómica y… galáctica) venía a ser la solución total a todos los problemas.
Bajo la excusa de trabajo, inversión y vida, empezó
a levantarse entre los escombros el símbolo de un imperio: hormigón, cristal,
metal y ruido, mucho ruido. ¿Las normas sobre medidas, distancias y alturas; los
horarios de trabajo, el ruido y los perjuicios? Se las pasa por el forro porque
el dinero es poder. ¿Los vecinos? Pobres desgraciados, hormigas en el lomo de
un elefante. ¿El Ayuntamiento de Tordera? Juguete roto en la palma de la mano
del dinero; barco de papel entre las olas de la especulación.
A cinco metros de la normalidad, tres turnos
construyen, sin importarles la pausa y la vida, naves y naves por las que
pasear la soberbia. La autoridad se doblega, silencia los lamentos y calla a
golpes de indiferencia la queja inútil del desespero de los vecinos. Ahora ya
no hay remedio: el poder está en las marcas que pasea INDITEX, desde aquí, a
todo el mundo.

Llevamos un año torturados por la indiferencia (si no desprecio) del
grupo INDITEX y el silencio cómplice de nuestro Ayuntamiento. INDITEX está
acabando en Tordera un parque logístico a cinco metros de nuestras casas. Las máquinas a medianoche, las radiales y los taladros a las dos de la mañana, el polvo
durante todo el día, semana a semana y mes a mes, trabajando sin pausa día y
noche al ritmo de tres turnos (incluidos días de fiesta), y nosotros a cinco
metros; así llevamos más de un año. Nuestro Ayuntamiento tenía que protegernos,
velar por nosotros, cuidar del descanso de sus ciudadanos, pero ha hecho oídos
sordos a nuestros lamentos: al ruido, indiferencia; al polvo, el silencio; a
nuestra desesperación, mentiras bajo irónicas sonrisas.
Para unos, los poderosos, INDITEX; para otros, los
teóricamente cercanos, nuestro Ayuntamiento de Tordera: ¿Dónde está el respeto
a la dignidad de las personas?
Así, … claro que se puede ser una de las personas
más ricas del mundo. Pero, ¿rico en respeto y educación? ¡No! ¡Eso no se compra
con dinero!