no calienta mis hombros
cuando, tristes,
vuelven a un hogar sin alma.
Cuando mi brújula gira
en busca de un norte extraviado,
y las lágrimas desempolvan sudados retratos,
solo encuentro el reflejo
de mi cara desconocida
en sus rostros sonrientes;
y mis lloros se mezclan, sin sentido,
con marcos abrazados por manos
de trabajo desdeñado
que nadie quiere.
Mi único pariente soy ... yo mismo;
yo soy mi padre,
yo soy mi madre;
mis hermanas y mis hermanos son...
mis manos y mis recuerdos.