¡Qué despedida!
Los robles y los fresnos,
salían al caminoLos robles y los fresnos,
y, con pañuelos de melancolía,
ponían punto y final
a siete días
de naturaleza intensa,
silencio y tiempo.
En los huecos de los castaños
hacen ecos las palabras,
mientras las ramas de los carballos,
con una danza imposible,
nos dicen adiós.
En el recuerdo queda la pausa,
el frío inaudito
de un desconocido agosto
y un montón de viandas
con el mismo apellido
(de Sanabria, sanabrés)
ya parte de nuestro pasado,
e ingrediente seguro
del recuerdo más exquisito.
Bona nit Quim!
ResponderEliminarDesprés de llegir el teu poema arriba aire fresc, aire net, aire impregnat de senzilles i essència.
Graciés per compartir. Una abraçada gran molt gran.