
Ojos ausentes pero acusadores.
La mano a la cartera, como temiendo,
y una lengua extraña
que cierra el paso
a palabras amables.

en selvas de suspicacias,
sospechas y dedos inquisitoriales
e incriminadores.
Delatan sus escrúpulos
la desconfianza de trato.

El concepto de la hospitalidad
está guardado en cajas fuertes
de avariciosos bancos
que llenan de prejuicios
infamias y calumnias,
lentamente pero con constancia.
Más tarde recogerán sus ahorros
para lanzarlos al aire de la opinión
y censurar comportamientos de igualdad.
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