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"Escritor es quien se gana la vida escribiendo". A mi... solo me gusta escribir, ... necesito escribir. ¿Si me leen? Alguno hay que se aventura. ¿Eres tú uno de ellos?

martes, 3 de agosto de 2010

La Cultura como herramienta demagógica

Era un enano cuando, entre los libros de la biblioteca familiar, ojeaba inocentemente un pequeño tratado de tauromaquia (extracto del del famoso Cossio) donde aprendí un léxico preciosista. Me gustaba ojear las láminas que nombraban con gracia secular cada toro según sus cuernos: más cerrados, más abiertos, más inhiestos, más sumisos; sus pelajes, sus ojos, su largura o su perfil. Curiosamente, en mi ojeo distraído, siempre me saltaba aquellas páginas  que detallaban el efecto de las banderillas en el cuero del animal, o como, dependiendo de la inclinación del estoque, este afectaba al corazón del astado o a sus pulmones, alargando o abreviando con ello su muerte. Hace unos años asistí a una corrida de toros en la plaza Monumental de Barcelona y no puedo decir, de ningún modo que me dejara indiferente.
Ayer la foto de portada del diario EL PAÍS dejaba bien claro cual era la afición de este país por los toros: cuando más necesitaba la fiesta del apoyo de sus incondicionales, la entrada no llegaba a una pobre tercera parte del aforo.
Pero seguimos con la demagogia a cuestas. "No se debe prohibir" debemos dejar el caso en la libertad del ciudadano que dejará morir o no la fiesta por su presencia o ausencia de los cosos. También se prohibió fumar en los establecimientos públicos, aunque a los fumadores les hiciera muy poca gracia, o se prohibió circular en el asiento de atrás sin cinturón por el peligro que comporta para el viajero su "libertad" de movimientos (aunque haya quien viaja valientemente "libre" del todo).
Incluso he llegado a leer el simpático argumento de que el catalán maltrata por naturaleza a los animales, no hay más que ver como su patrón, San Jordi, siempre se dibuja matando a un dragón, ¿quién vela por los dragones?
Dejémonos de pamplinas y centrémonos en la praxis: los 500 millones de euros que cuesta a nuestro país el mantenimiento de la industria del toro deberían ahora usarse para extender la cultura de verdad, la que forma espíritus, la que esculpe criterios, la que, en definitiva, nos ayuda a crecer.
Para algunos taurófilos que ven peligroso que un "aixeneta" corone valiente un "castell català" le aconsejo que sugiera prohibir de los parques infantiles todos los toboganes de los que ha dependido muchos puntos de sutura (os podría dar  más de un ejemplo).
Mis comentarios, siempre, están escritos sin ánimo de ofender, que para eso ya tenemos al PP.
Os copio un enlace que me han remitido que me parece bastante ilustrativo en la polémica TOROS - CULTURA.
 Como siempre, gracias por leerme.

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