Hace ya unos meses que vengo observando el hecho,
incluso he de decir que en mis paseos diarios he pillado a alguno, desesperado,
en cuclillas y con los pantalones abajo, intentando aliviarse en el lecho de la
Riera d’en Roquet.
Los ayuntamientos de Tordera y Palafolls, con el
espíritu de la búsqueda de empleo y alimento para su suelo industrial, han
visto crecer los espacios de distribución y logística del monstruo INDITEX
(bajo todos sus nombres y variantes). Cada día llegan a ellos decenas y decenas
de camiones a cargar y descargar, y a sus puertas, en los escasos espacios de
aparcamiento, se hacinan multitud de camioneros que comen en la calle, viven en
la calle, orinan y defecan en la calle y no tienen ni donde descansar. Como
consecuencia, la degradación de los espacios va creciendo en basura y
deshumanización.
Entre esa abundancia de parques logísticos, ¿era tan
difícil habilitar espacios de humanización con aparcamientos, papeleras, lavabos
o duchas para los camioneros? ¿O quizá, la fiebre por la automatización del
almacenaje y distribución de productos da por supuesto que quien va a
transportarlos también es automático?
Para que las acciones suban, para que las ganancias
se multipliquen no es necesario denigrar a toda una profesión. No creo que humanizar
sea tan caro.