Hace días que intento
explicar a mis alumnos en qué consiste la protesta de los “indignados” del 15m
y, la verdad, no es fácil. A pesar de que no es fácil, intento explicarles que luchan
por otro orden social, diferente al que nos ha tocado vivir, un poco más justo,
más humano y más coherente; y que el paso del idealismo a la praxis es, más que
posible, necesario.
Me niego a conformarlos en
un mundo de inercias y escalones numerados, donde los compromisos que esta
sociedad espera (y de los que esta sociedad vive) se vayan sucediendo en el orden
establecido: consumo, consumo y consumo sin reflexión crítica, sin capacidad de
opinar o de frenar la voracidad del dinero.
Inspirado en el video de José Luis Sampedro:
hablando sobre la
protesta y el necesario cambio de rumbo de nuestra sociedad, he intentado hacerles
llegar un mensaje positivo, pacífico, calmo; porque la fuerza de la razón
siempre debe imponerse a la razón de la fuerza.
Hoy, ahora, me siento,
no solo un indignado más, sino más indignado si cabe. ¿Alguien puede quedarse
impasible ante las imágenes de lo sucedido en la Plaza de Catalunya esta mañana?
Con todo, debemos
apretar los puños, mordernos los labios, pensar en el sufrimiento de muchos “indignados”
sin voz y seguir en la brecha. Porque sí, aunque la fuerza de la brutal represión
busque la mejor de las excusas, sabemos de quién es la firma que suscribe sus
órdenes.
El capital sigue hambriento.
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