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"Escritor es quien se gana la vida escribiendo". A mi... solo me gusta escribir, ... necesito escribir. ¿Si me leen? Alguno hay que se aventura. ¿Eres tú uno de ellos?

viernes, 16 de julio de 2010

ESTADO DE LA NACIÓN (¿Cómo conocer nuestro país?)

El pasado miércoles asistí, desde mi sillón, a la sesión parlamentaria del Debate de la Nación. Tenía ganas de saber cómo afrontaba nuestro presidente Zapatero el diluvio de críticas a su gestión, tanto económica como autonómica, por parte del resto de grupos parlamentarios. 


Me apetece escribir mi opinión, lejos de ideologías y atendiendo únicamente al lenguaje corporal, de los participantes al debate. No vale la pena comentar el coro de aplausos condicionados por el lado del hemiciclo, ni de la mala educación de los parlamentarios, lejos de la atención exigible (no ya por respeto a los que los votamos, sino por responsabilidad); tampoco vale la pena comentar los avisos entre compañeros cuando el realizador de la transmisión pinchaba la cámara que le delataba bostezando, escribiendo mensajes en el móvil (ejemplo claro el aviso -un codazo- de la ministra González Sinde a la ministra Jiménez), o riendo los chascarrillos que deben circular entre las bancadas; me refiero a la tensión en el rostro de Zapatero en sus réplicas a Rajoy, a la sonrisa sarcástica dibujada constantemente en la boca de este último, o a los esfuerzos (a menudo infructuosos, de José Bono por conseguir el imposible respeto, no ya silencio). 

Como ciudadano de a pie, de los que pagan sus impuestos (que sirven entre otras cosas para pagar a esos parlamentarios) me siento, no ya molesto, sino indignado del nefasto ejemplo que se da al país del concepto básico de RESPETO.
No puedo cerrar este comentario sin llamar la atención de cómo el jefe de la oposición solo participa en su turno de palabra para abandonar después el hemiciclo. 
¿Cómo va a conocer nuestro país si le importa un pimiento lo que digan, opinen o reclamen el resto de grupos parlamentarios (por más pequeños que sean)?
 ¿No piensa que, en definitiva, todos aquellos parlamentarios a los que no presta atención ni respeto, son los representantes legítimos de un número importante de ciudadanos de a pie?
 ¿Por qué no se les exige la participación y asistencia obligada a unos de los debates mas importantes del año parlamentario? 
¿Qué le pasa a un trabajador cuando no se presenta a su lugar de trabajo?
¿Cómo quieren que sigamos creyendo en la clase política?

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